El ASIENTO INTERIOR

em quinta-feira, 10 de fevereiro de 2022

 

El ASIENTO INTERIOR



“Por olvidarnos del Ser, cometemos muchos errores. Grandes cosas nos acontecen cuando nos recordamos de nosotros mismos.” (V.M. Samael Aun Weor)


Buscamos en nuestras vidas la realización de algo muy especial, algo muy diferente del que es anhelado en la vida común y corriente.

Hay una viva inquietud en nuestro interior que dice que necesitamos conquistar algo que dé real sentido a nuestra existencia. Esa misma inquietud que brilla en nuestro interior afirma que para eso es necesario recorrer el camino que muchos hombres y mujeres ya recorrieron para ser conscientes de sí mismos y de todo Universo.

Felizmente tenemos en nuestras manos la maravillosa enseñanza gnóstica, que cuando es practicado y vivido, permite a todo hombre y a toda mujer de buena voluntad la cristalización de todos los principios anímicos y espirituales que llevan a la perfección, a la Auto realización Íntima del Ser.

Es a través del camino de la Revolución de nuestra Conciencia que iremos a acceder lo que hay además del mundo material, a las dimensiones superiores de la naturaleza, a los cielos, a develar los misterios del Universo... Por fin, nos conduce al punto de partida original, o sea, al Absoluto con cien por ciento de conciencia.

Sin embargo, mismo con técnicas tan precisas que la enseñanza gnóstica nos ofrece, muchos no avanzan en el camino que conduce a la liberación, pues no consiguen encontrar un punto de apoyo dentro de sí mismos y se miran confusos en medio al enmarañado de pensamientos, sentimientos, deseos, anhelos, etc., confundiéndose aún más delante de los eventos externos de la vida.

Estamos tan identificados con nuestra vida material, con nuestros compromisos, con nuestros relacionamientos sociales, familiares y profesionales, que olvidamos lo que verdaderamente importa en estos momentos tan cruciales para la humanidad: trabajar seriamente sobre nosotros mismos a través del recuerdo de sí, de la autoobservación, de la muerte de momento a momento, de ser castos, desdoblarnos en astral conscientemente, meditarnos...

En nuestra lucha diaria nos encontramos con todo tipo de situación agradable y desagradable y en medio a todo eso, realizar el trabajo psicológico acaba siendo una tarea ardua y difícil, pues necesitamos emplear un esfuerzo muy particular y especial.

Este esfuerzo que debemos realizar consiste en colocar el porcentaje de conciencia que tenemos libre en actividad, a través de la recordación de sí y del sentido de la autoobservación, siendo así, es precisamente la conciencia que debe ser trabajada.

Para un trabajo más pleno y constante, necesitamos saber que existe un punto de apoyo en nuestro interior y debemos nos hacer cada vez más conscientes de él. Al fijarnos en él gradualmente, comenzaremos a cambiar nuestras vibraciones y atraer toda ayuda necesaria para nuestro desarrollo anímico y espiritual.

Este punto de apoyo, este asiento a que nos referimos es la “Recordación de Sí Mismo”: Siempre debemos recordarnos de nuestra Madre Divina y de Nuestro Padre que está en Secreto.

Debemos fortalecer esta relación y eso es posible cuando pasamos a pensar en esta unión y a sentirlos en nuestro interior, no solamente a través de nuestras prácticas de meditación, pero también durante nuestro día a día. Cuando esto ocurre, entra en actividad nuestro centro Intelectual Superior y Emocional Superior.

A medida que nos hacemos más próximos “De ellos” por la íntima recordación, sabiendo que están con nosotros de momento a momento, nuestra conciencia pasa a fijarse “En ellos”, creando una base sólida. Con esa fuerte conexión establecida, que va siendo conquistada de a poco, ese porcentaje de conciencia libre pasa a tener más fuerza, foco y constancia para mantener la atención en que estamos haciendo en lo presente y para observar los defectos psicológicos que se manifiestan en la mente de una manera, en el corazón de otra y en el sexo de forma distinguida.

“Defecto descubierto es defecto muerto!” Eso significa que de inmediato, debemos pedir de forma imperativa a nuestra Divina Madre para que elimine cada uno de los defectos que descubrimos, a través del sentido de la autoobservación.

A partir de ahí, debemos volver nuestra atención al Ser, manteniendo el sentido de la autoobservación en alerta. De esta manera no dejaremos nuestra atención dispersa y seremos capaces de percibir que esa unión va haciéndose cada vez más consciente. El amor que emanan constantemente y que ahora podrá ser captado por nosotros, será una fuente inagotable de fuerza interior.

Cuando nos olvidamos de nuestro Ser, pasamos a ser víctimas de las circunstancias, pues absorbemos lo que captan nuestros cinco sentidos sin filtros, muchas veces de forma exagerada y distorsionada, pues es el ego que recibe las impresiones que nos llegan. Debemos ser dueños de nosotros mismos y no dejar que las circunstancias nos afecten tan fácilmente, llevándonos a las actitudes erradas, a todo tipo de emociones negativas, de la alegría a la tristeza, de la esperanza a la desesperación...

Frente a las situaciones difíciles o dolorosas normalmente nos dejamos abatir o desesperar y con eso creamos defectos psicológicos terribles... En estos momentos, en vez de identificarnos con lo que vemos u oímos, por ejemplo, debemos estar atentos a nuestras reacciones internas, pedir la eliminación de los defectos a nuestra Divina Madre y volver la atención a nuestro Ser inmediatamente, buscando sentir la abundancia de su Amor y Protección, pues “Él” es capaz de traer luz, paz y curación a nuestra mente y a nuestro corazón.

No solamente las circunstancias difíciles merecen nuestra atención, pero todas las circunstancias agradables y desagradables sirven como oportunidades para nuestro auto descubrimiento y cambio interior.

Resulta interesante observar que el equilibrio que el ser humano tanto anhela en sus relaciones en el mundo físico, tiene como punto de partida su propio interior.

Cuando, a través del trabajo de eliminación de nuestros defectos, el porcentaje de esencia libre comienza a aumentar, somos capaces de tener nuevas percepciones del mundo y de las relaciones como uno todo. Pasamos a querer y a trabajar para el bien y para la felicidad de los otros, pues el verdadero amor comienza a expandirse en nuestros corazones.

A medida que empleamos este esfuerzo, colocamos en actividad los atributos de nuestra conciencia, capaz de traer a las nuestras relaciones equilibrio, paz, inteligencia, armonía, belleza, etc. Eso significa que el trabajo interno construye, ennoblece y trae beneficios a todos. Mientras las manifestaciones del ego, siempre egoístas y pequeñas, traen a nuestras vidas y a de los otros, dificultades y conflictos de todo tipo.

Por más dificultades y desafíos que puedan existir en nuestras vidas, es a través del trabajo esotérico gnóstico que tenemos la oportunidad de aprovechar las adversidades para eliminar nuestros defectos y aumentar el porcentaje de esencia libre. Mientras más esfuerzos hagamos en este sentido, más seremos asistidos por las jerarquías y nuestras acciones presentes determinarán un futuro distinto...

Trabajando con persistencia, paciencia y continuidad de propósitos, comenzaremos a atraer toda ayuda necesaria venida de las dimensiones superiores, en consonancia con los méritos que vamos adquiriendo con nuestros esfuerzos. A medida que demostramos con hechos, atraemos por vibración, a las jerarquías de la Venerable Logia Blanca, que luchan para ayudar aquellos que están trabajando.

Paz Inverencial!



*Texto: colaboración de los hermanos gnósticos del S.O.S.

LA AUTO CONSIDERACIÓN Y LAS EXPRESIONES DE LA ESENCIA

em quinta-feira, 3 de fevereiro de 2022

 


LA AUTO CONSIDERACIÓN Y LAS 

EXPRESIONES DE LA ESENCIA



Dentro de nuestra complejidad psicológica muchas veces quedamos perdidos sobre la forma correcta de actuar o cómo posicionarnos delante de las situaciones de la vida.

Los maestros nos señalizaron varios delitos que debemos evitar para no sucumbir a las sus consecuencias. Pero, en nuestra vida cotidiana las elecciones que necesitamos hacer, las posturas que debemos tomar, son exclusivamente nuestras y así pues son reglas que necesitamos para vivir y actuar conscientemente.

Estudiemos la auto consideración y sus muchas facetas. Este ego es quien orquesta nuestras relaciones e interacciones con las personas.

El “Yo” de la auto consideración, consiste en un estado de identificación consigo mismo, y carga un trazo llamativo, mirar nuestro foco, nuestra atención al impacto que estamos produciendo a nuestro entorno, provocado por nosotros mismos.

Hoy, es común que las personas hablen de sí el tiempo todo en las redes sociales, que expongan sus vidas. Veamos que allí mismo en nuestro perfil, puede estar contenido el material necesario para entender aspectos radicados en nuestra psique, aquello que nos representa, el lugar donde descansamos psicológicamente o aún, aquello que nos hace falta y necesitamos validar.

Lo que queremos mostrar al mundo cuando hacemos un post? Lo que queremos que piensen de nosotros? Nosotros "somos portadores” de aquello que queremos tornar transparente, o eso nos falta?

Son preguntas que nos llevan de encuentro con resortes internos que el ego acciona y que casi siempre evitamos dar atención.

Si mostramos aquello que tenemos y eso nos da seguridad, ahí reposa nuestra fragilidad, el punto en que descansamos. Si acaso mostramos algo, que en el fondo sentimos que no tenemos, ahí se encuentra también nuestro dolor o tal vez, nuestra búsqueda vana...

Las reflexiones que obtenemos de estos cuestionamientos, pueden darnos pistas sobre los caminos adoptados por la auto importancia dentro de nosotros. Señalizando sus detalles, mostrándonos a qué hora ella cuenta bravatas, nos enalteciéndonos, hora nos deprime, nos victimizándonos o nos coloca psíquicamente como alguien especial o como dignos de piedad, alguien que está siendo agraviado. Parecen cosas opuestas; pero son dos lados de una misma moneda.

Cuando hablamos todo el tiempo de nosotros mismos, cuando nos insertamos en los triunfos ajenos dándonos una participación indebida, cuando criticamos nuestros semejantes (en la presencia u en la ausencia de los mismos) colocándonos como “los dueños” de la verdad, estamos tomados por la auto importancia.

La queja, la reclamación es hija de la auto piedad. Es un acto pasivo que prolonga el descontento y no crea soluciones. No debemos jamás alimentar el hábito de reclamar. Cuando movemos nuestro foco del amor-propio para Esencia, comenzamos a sentirnos gratos por las cosas simples de la vida, pasamos a ver lo que tenemos en vez de enfocar en lo que nos falta.

Cuando siempre atribuimos culpas y no admitimos nuestros fallos, cuando no nos disculpamos por los errores cometidos, cuando necesitamos ser el dueño de la última palabra, estamos dominados por la misma auto consideración.

Aún, cuando tenemos dificultad en decir “no” las solicitudes que no nos gustaría atender, cuando no sabemos limitar el otro y dejamos que nos controlen por medio de chantajes, cuando hacemos todo para agradar nuestros semejantes, estamos tomados por el “Yo” del amor-propio. Finalmente, si dijéramos “no” a esta persona ella podrá cambiar su parecer a nuestro respeto o incluso hablar de nosotros.

Cuando nos cobran, nos culpan, critican o corrigen muchas veces nuestro mundo interior entra en colapso y pasamos días absortos en un proceso de charla originada por el auto importancia herida. Y en este estado interno, generalmente nos identificamos con el ocurrido, como aquel que no fue respetado, humillado, avergonzado. Así, gastamos una cantidad absurda de energía y perdemos el foco del que nos es esencial: el despertar.

La causa de irritarnos cuando somos interrumpidos, es la misma de cuando interrumpimos las personas cuando están conversando: El amor propio.

Cuando exigimos disculpas, satisfacciones, cuando somos inseguros para manifestar nuestro punto de vista por miedo de la reprobación, cuando nos sentimos rechazados, estamos dominados por el auto importancia.

La auto consideración nos fija en nuestro dolor. Si paramos por un instante y miramos para los lados, veremos que todos sufren y que existen personas que luchan con dolores mayores y peores que las nuestras...


    “El sentimiento de que a uno le deben, el dolor por los males que los otros le causaron, etc., detiene todo progreso interior del alma.”  V.M. Samael Aun Weor 


Cuando dejamos de mirarnos (auto-observación), de oírnos (intuición y conciencia) y pasamos a estar pendiente sólo del que nuestro entorno solicita, con el único fin de ser aprobados y aceptados, de recibir “palmaditas en la espalda”, estamos tomados por la auto consideración.

Oírse, respetarse, validarse, pasa por un proceso de reflexión sobre aquello que toleramos. Sin embargo, en este caso, tolerar no se refiere la virtud y sí, aquello que tragamos, por creer que debemos soportar (ego tirano) o por buscar una aprobación externa (auto consideración).

Todo lo que tragamos sin pasar por la conciencia (transformación de las impresiones), se hará frustración y una reacción futura. En este caso el “Yo” de la auto consideración tomará esta situación para sí y a comentará mentalmente hasta que estemos exhaustos, completamente victimizados, adormecidos y tan consumidos por la auto piedad, que no restará espacio para la conciencia actuar. El desfecho será una explosión de culpas imputadas y acusaciones, que sólo causan tristezas y resentimientos.

El hecho es que cuando traemos el foco para dentro de nosotros y nos sustentamos en nuestra conexión con el Padre y Madre internos y no en los sentimientos de auto consideración, nos vamos convirtiendo menos vulnerables a las reacciones de nuestros semejantes.

Así comenzaremos a transformarnos y a salir del estado de identificación externa, pues la auto consideración nos fija en la búsqueda por la aprobación del otro, buscando ilusoriamente en el retorno de nuestros semejantes la cumplimentación de nuestros vacíos, la cura de nuestros dolores, la platea para nuestras proezas. Cuando comenzamos a separarnos de este defecto, restablecemos la conexión con nuestras partes del Ser, pasamos a ser nutridos de dentro a afuera.

Todas las mañanas debemos comenzar nuestro día sosteniendo en las manos de nuestra Divina Madre y pedir que ella empuñe su espada, para iniciar nuestra batalla para rescatarnos la conciencia, amparados en su Amor. La otra mano, daremos a nuestro Padre Interno y seguiremos nuestro día protegidos por su mirar, su orientación. Nuestros Padres Internos ansían que veamos estos “Yoes” que adormecen profundamente nuestra conciencia, que nos consumen diariamente en sus procesos, que sacan nuestra claridad y nos enredan en sus necesidades y no permiten que la Esencia disfrute libre. El ego siempre posicionará nuestros Padres Internos lejos, bien en lo alto, inaccesibles! Mientras, en verdad, ellas están aquí a nuestro lado, aguardando que recordemos de nuestro trabajo, esperando que hagamos esa conexión y abramos el canal para que el auxilio llegue.

Paz Inverencial!


*Texto: colaboración de los hermanos gnósticos del S.O.S.


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