TIEMPOS DIFÍCILES
"Lo importante de nosotros es estudiarnos a nosotros mismos" (V.M. Rabolú)
1) Tiempos de guerra, ya nadie se entiende...
2) Polarizaciones, disputas de todo tipo;
3) La gente intenta insistentemente encajarnos en estereotipos;
4) Como si la experiencia única y particular de cada uno ya no sirviera para definir la grandeza y la individualidad de cada persona...
5) No hay duda de que la humanidad ha empeorado mucho desde la pandemia;
6) No sé si son los medios digitales, todo el mundo hablando de todo al mismo tiempo;
(haya asunto e intelecto)
7) Donde actualmente se nos presentan muchas cosas sin un "filtro" adecuado....
8) El materialismo sigue apoderándose de todo y de todos;
9) Siempre hay alguien intentando aprovecharse de otro;
10) La espiritualidad para muchos se ha convertido sólo en un tema para leer...
11) Y los defectos, ah los defectos... Por desgracia, se han vuelto más fuertes;
12) Ya podemos verlos volverse más agresivos por dentro;
13) Los crueles resultados de la acción de los defectos dejan sus marcas en el cuerpo, em las emociones y em la mente;
14) En el mundo físico proliferan los crímenes atroces, las guerras, la pobreza, las drogas, la gula, la avaricia, la envidia, el adulterio, etc.
15) Cuando se trata de cuestiones con la Ley, siempre seremos juzgados por nuestro trabajo con los Tres Factores de la Revolución de la Conciencia;
16) A ellos les interesa saber cómo lo estamos haciendo;
17) Ya saben que somos orgullosos, iracundos y lujuriosos...
18) Lo que quieren saber es qué hemos hecho para cambiar esos estados internos;
19) Porque esto se puede reproducir favorablemente en el exterior;
20) La base para un día trabajar correctamente con los Tres Factores se basa en la Muerte del Ego y el Desdoblamiento Astral;
21) La Muerte del Ego es una lucha constante contra nosotros mismos:
"Por eso es importante, por eso el maestro hace hincapié en la muerte. Cuando empiezas a morir, empiezas a darte cuenta de cómo van todos tus procesos, no necesitas preguntar a nadie, sabes cómo va. De ahí la importancia de la muerte" (V.M. Rabolú)
22) El desdoblamiento astral es una experiencia que alimenta el impulso de la Esencia y la guía en su trabajo:
"P - ¿Que hay personas que dicen: "Me dijeron en el astral que te dijera tal o cual cosa"?
R.- Ah, ah, vea, en el astral te llevan a ver tus problemas muy personales. Muy pocas veces, pues hay que estar despierto para darse cuenta de los problemas de los demás, pero todo lo que te dan es para ti. Allí no utilizan mensajeros dormidos". (V.M. Rabolú)
23) La Muerte del Ego y el Desdoblamiento Astral son las únicas oportunidades que tenemos de generar un futuro mejor para nosotros;
24) Para que podamos adaptarnos a vivir en estos Tiempos Difíciles...
25) ¡El infructuoso Fin de los Tiempos!
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"Y no nos dejes caer en la tentación"...
Tenemos que preguntarnos: ¿cuál es nuestra tentación diaria? ¿Qué nos hace caer en la tentación? Tenemos que reflexionar sobre esta parte de la Santa Oración, porque si observamos a nosotros mismos, veremos la tentación. Y viendo la tentación y resistiéndola, no caeremos. De esta manera, nuestro Padre Interno puede obrar en nosotros, no dejándonos caer en la tentación.
¿Pero qué es nuestra tentación? Vea, la tentación puede tomar muchas formas, y no es posible enumerarlas todas en estas pocas líneas. Harían falta muchos volúmenes para hacerlo, ya que hay tantos "yoes".
Veamos algunos ejemplos modernos muy comunes, en los que a menudo no reparamos: el simple pasatiempo de las redes sociales nos permite visualizar algunas formas de tentación, como.., esa sensación al investigar sobre un vino especial, o cualquier otra bebida; un vistazo a las tiendas (físicas o virtuales), con su ropa, zapatos y multitud de otras tentaciones para hombres y mujeres; esa visualización de las personas que las redes sociales nos sugieren como amistad o de interés; ver el chocolate; la comida especial; el tabaco; la pistola; la navaja; sobre las vacaciones que te gustaría tener; la ciudad que te gustaría visitar, la actividad que te gustaría hacer, la película que te gustaría ver, o los vídeos que ves en cualquier plataforma; investigar el coche que me gustaría tener; la casa; la vida ajena que tanto llama la atención, ya sea la de un desconocido o la de un famoso; por no hablar de las tentaciones del trabajo; la familia; los vecinos; la música alta; las voces irritantes de los demás; y en la calle, la mirada directa e indiscreta al sexo opuesto; y la propia noticia, sea cual sea, siempre que despierte ese característico sentimiento de emoción e interés inusitado. Diría incluso que un interés morboso.
En fin, podrían citarse innumerables ejemplos más. Y vea, son cosas ordinarias, rutinarias, pero son tentaciones; y si nos interesamos aún más por cualquiera de estas cosas que despiertan el deseo, fantaseando con un complot para cualquiera de ellas, caemos.
Ahora bien, ¿cómo podría nuestro Padre Eterno no dejarnos caer en la tentación si somos nosotros mismos los que buscamos todo esto, a través de estas simples actitudes? En este sentido, no puede actuar, no puede cumplir su propia oración en nosotros, porque respeta nuestro libre albedrío. ¿Te das cuenta del obstáculo que le hemos creado?
Lo peor de todo esto es que todas las tentaciones del día se repiten con mayor intensidad cuando nos vamos a dormir, cuando vamos al mundo de los sueños, al mundo astral. Imaginemos el sueño como una calle, una carretera cualquiera; al principio de esa calle está nuestra cama, en el momento de ir a dormir. Al final de la calle está nuestro Padre, esperando para recibirnos, para enseñarnos algo.
Imaginemos que al salir al astral empezamos a caminar por esa calle y todas nuestras tentaciones están allí, vivas de color y sabor, esperando para entretenernos, con sus proyecciones peculiares, cada una tiene la suya.
Apenas damos el primer paso y llega una tentación y nos perdemos allí durante horas. Nos levantamos para hacer algo y volvemos a la cama a dormir, y entonces estamos otra vez en esa calle, con nuevas tentaciones y nuevas ilusiones y proyecciones fantasiosas presentándose, donde nos perdemos y no avanzamos hacia el Padre, que es real, y que está ahí, y siempre estará, esperando a su querido y amado hijo, pero que no puede llegar hasta él porque vive, eso es, vive (la existencia) cayendo en la tentación.
Entonces, ¿cómo esperamos que no nos deje caer en la tentación? Si sólo tuviéramos que recitar la oración y ser respondidos, todo estaría resuelto. Pero no es así; tenemos que decidir no dejarnos tentar, para no caer. Sólo así nuestro Padre Eterno podrá acercarse cada vez más a nosotros y ayudarnos cada vez más a no caer en la tentación, porque Él mismo nos enseñará a ver de antemano, a sentir y a detenernos ante la tentación y evitarla.
Oremos, de buena gana, para que el Padre Nuestro se realice en nosotros. Y en esta oración constante, diaria, eliminaremos la tentación, limpiaremos esa calle por la que caminamos de noche, para que cuando nos acostemos y dejemos el cuerpo, nos acerquemos a Aquel que nos ama intensamente, que nos espera con los brazos abiertos para un fuerte abrazo.
Paz Inverencial!
Colaboración: Hermanos gnósticos del S.O.S.