KRISHNA
"Dice la leyenda de los siglos que cuando Krishna -el gran Avatara del Indostán - cumplió quince años, fue a buscar al patriarca Nanda y le dijo: "-¿Dónde está mi madre?" (La Serpiente ascendente Kundalini.)
"-Hijo mío, no me lo preguntes, respondió el patriarca, tu madre ha vuelto al país de donde vino y no sé cuándo volverá..."
"Krishna cayó en tristeza profunda, abandonó a sus compañeros y erró varias semanas por el Monte Meru..."
"Allí tropezó con un anciano de pie bajo el cedro gigantesco. Entre ambos se miraron largo tiempo..."
"-¿A quién buscas?, le dijo el anacoreta."
"-A mi madre, ¿dónde la encontraré?"
"-Al lado de Aquél que no cambia nunca." (El Padre que está en secreto.)
"-Pero, ¿cómo encontrar a Aquél?"
"-Busca, busca siempre y sin fin (dentro de ti mismo)."
"-Mata al toro (el Ego animal) y aplasta a la serpiente (del abismo)."
"Después advirtió Krishna que la forma majestuosa del anciano se volvía transparente, luego trémula, hasta desaparecer entre las ramas cual una vibración luminosa..."
"Cuando Krishna descendió del Monte Meru parecía radiante y transfigurado; una energía mágica brotaba de su Ser."
"-Vamos a luchar contra los toros y las serpientes (abismales); vamos a defender a los buenos y a subyugar a los malvados, dijo a sus compañeros."
"Con el arco y la espada, Krishna y sus hermanos, los hijos de los pastores, batieron en la selva ¿1 todas las bestias feroces."
"Krishna mató o domó leones, hizo la guerra a reyes perversos y liberó a tribus oprimidas, mas la tristeza invadía el fondo de su corazón..."
"Su alma sólo tenía un deseo profundo, misterioso: encontrar a su Madre Divina Kundalini y volver a hallar al sublime anciano (su Maestro); pero a pesar de la promesa de éste, y de lo mucho que había luchado y vencido, no podía conseguirlo."
"Un día oyó hablar de Kalayoni, el rey de las serpientes, el mago negro guardia del templo de Kali (Coatlicue, Proserpina, Hécate), la tremebunda diosa del deseo y de la muerte, y pidió luchar con la más temible de sus serpientes, aquella serpiente eterna (el abominable órgano Kundartiguador) que había devorado ya a tantos cientos de guerreros excelsos, cuya baba corroía los huesos y cuya mirada sembraba el espanto en todos los corazones..."
"Del fondo del templo de Kali -la reina de los infiernos y de la muerte- la de todos los crímenes, Krishna vio salir, al conjuro mágico de Kalayoni, a un largo reptil azul-verdoso."
"La serpiente enderezó lentamente su grueso cuerpo, erizó horrísona su rojiza melena, y sus ojos penetrantes fulguraron con espanto en su cabeza de monstruo de conchas relucientes."
"-O la adoras o perecerás -le dice el mago."
"La serpiente murió a manos de Krishna, del héroe santo que no conociera el miedo..."
"Cuando Krishna hubo matado heroicamente a la serpiente guardián del templo de Kali, la diosa horrible del deseo y de la muerte, hizo abluciones y oración durante un mes en la orilla del Ganges, después de haberse purificado a la luz del sol y en el divino pensamiento contemplativo de Maha-Deva."
La horripilante víbora infernal jamás aceptaría al Sahaja Maithuna, la castidad científica, porque eso va contra los intereses de la naturaleza.
Quienes no consigan ser devorados por la Divina Serpiente Kundalini serán tragados por la pavorosa serpiente Pitón.
El guerrero que logre matar a la culebra infernal, ingresará al Palacio de !os Reyes, será ungido como Rey y Sacerdote de la naturaleza según el Orden de Melquisedec.
Empero, ciertamente jamás resulta empresa fácil rebelarse contra los átomos de la herencia, contra la lujuria que heredamos de nuestros antepasados, contra la pavorosa víbora infernal que trajo al mundo a nuestros abuelos y que traerá a nuestros hijos y a los hijos de nuestros hijos.
Eso que uno lleva en la carne, en la sangre y en los huesos, es definitivo, y rebelarse contra eso resulta espantoso.
La doctrina de la aniquilación budhista es fundamental. Necesitamos morir de instante en instante; sólo con la muerte adviene lo nuevo."
La Doctrina Secreta de los Anahuac - Samael Aun Weor
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