ESTUDIO SOBRE LAS PASIONES
Hoy proponemos una reflexión sobre el amor y la pasión.
Sabemos muy poco sobre el amor, pero se sabe que el amor y la pasión son estados incompatibles. Actualmente, debido al adormecimiento que nos habita, somos incapaces de percibir sus diferencias, nos confundimos y decimos que amamos, cuando sólo estamos enamorados.... Esta dificultad para discernir entre amor y pasión nos lleva a la siguiente pregunta: ¿hemos experimentado el amor?
La pasión es la luz de la vida del inconsciente. Para el ego, vivir sin pasión es quitarle el sentido a la existencia.
"El esclavo de sus pasiones es esclavo de sus semejantes". (Samael Aun Weor)
La pasión nos paraliza, nos hace depender de algo o de alguien sin lo cual perdemos nuestro terreno. Nos esclaviza por el miedo de perder. Nos quita la conexión con el Ser, porque centramos el sentido de nuestra existencia en algo frágil, ilusorio, sin consistencia y pasajero.
Ejemplos:
*Una madre enamorada de su bebé puede descuidar a su marido y a sus hijos mayores.
*Una persona apasionada por su profesión puede dejar en segundo plano su trabajo interior, al no dedicar algo de tiempo a este fin.
*Un individuo solitario puede caer en la depresión cuando pierde a su querido perro.
*También vemos este yo en una familia que entra en peleas y discusiones por diferencias políticas, donde cada uno defiende con pasión su punto de vista.
Hay una distorsión en las proporciones del valor dado a las cosas en los ejemplos citados anteriormente.
¿Cuáles son nuestras pasiones?
¿Qué tememos perder?
Pero queremos ir un poco más allá y hablar de un tipo específico de pasión, la pasión sexual.
Generalmente, nos encontramos en alguna etapa del proceso de la pasión sexual, que tiene un guión predecible, porque el objetivo final es que el ego se mantenga fuerte y alimentado con la potencia de nuestras fuerzas físicas y espirituales: la energía sexual.
Lo importante es identificar este ego en su actuación. Esto es muy evidente al principio y al final de una relación, porque estas etapas están marcadas por sentimientos extremos: placer y dolor.
Pero cuando tenemos una relación estable, la pasión es la que nos murmura sus insatisfacciones al oído, con frases como: "Estoy cansado del aburrimiento de esta relación tibia"...
Para los que están sin pareja, es ese yo el que sufre y se siente triste por no tener la suerte de tener un compañero para compartir la vida y trabajar en el segundo factor... lo grave de este ego es que a la primera señal de alguien razonablemente comprometido con el trabajo interior que nos llama la atención como posibilidad de relación, nos llenamos de esperanzas e ilusiones de que ha llegado el fin de nuestros sufrimientos y de que ahí está la persona que hará de nuestra vida un lecho de rosas. . porque creemos que un día encontraremos a alguien que será la fuente de nuestra felicidad, que con su llegada todo cambiará, que nuestra vida tendrá sentido y dirección, que esa persona especial nos comprenderá y nos acogerá incondicionalmente.
¡Cuánta ilusión alimentamos al no separarnos de nuestras pasiones... este ego nos quita la responsabilidad de las cosas esenciales, como ser y hacernos felices!
Pensar que nuestra felicidad sólo llegará cuando la persona ideal esté a nuestro lado es propio de la mentalidad pasional, que traslada a un redentor la solución de todas las penurias de nuestra vida. ¡Esta es la línea de pensamiento de este ego que quiere, desea y anhela! Que tiene su foco egoísta centrado en sus necesidades para seguir existiendo.
Visto desde este punto de vista, una relación que comienza con este nivel de expectativa es como un negocio que comienza con una deuda impagable... porque la verdad es que nadie puede hacernos felices, necesitamos conquistar este premio muriendo mucho, porque la razón de nuestros dolores vive dentro de nosotros, habla por nuestra boca, construye planes en nuestra cabeza, y la mayoría de las veces estos planes que no tienen relación con nuestro despertar, para unirnos al Padre y hacer su voluntad... esa sería la fuente de nuestra auténtica felicidad.
¡Qué dormidos estamos! No queremos cambiar, sino que queremos que llegue una persona que transforme todo en nuestra vida, que nos salve de nuestra angustia.
Tenemos que dejar de mentirnos a nosotros mismos. ¿Cómo podemos tener un ángel a nuestro lado si llevamos un infierno dentro?
Recordemos que la pasión (el deseo sexual) viste al verdugo de príncipe o princesa y nos ciega los poros. Es necesario ser fuerte y establecer una conexión continua con el Padre (oraciones y recuerdo de sí mismo) para ir desvelando estos velos. Nuestras partes internas nos ayudarán al no incurrir en el mal.
"Uno no está solo, está asistido por el Padre-Madre, ella lo asiste como una Madre que vela por sus hijos y él también, pero si violamos el juramento de Castidad, si hay una caída y su madre lo abandona, está sometido al dolor y la amargura". (Samael Aun Weor)
La pasión sexual se disfraza de sensibilidad y delicadeza, inflama el centro emocional y nubla la comprensión. Pinta de rosa los defectos del pretendiente, justifica sus ofensas, nos hace ver posibilidades donde no hay posibilidad de que prospere nada bueno. Es un delirio, una ensoñación, sólo cuando la pasión pasa es que vemos la vida como realmente es.
El deseo es un veneno que, cuando se destila en nuestro interior, nos quita la claridad, embota nuestros sentidos y convierte el objeto de nuestra pasión en un sueño inefable, aunque sea la fuente de nuestra miseria y de nuestros futuros sufrimientos.
"La gente cree que el amor es vulgaridad, placer carnal, deseos violentos, satisfacción, etc. Sólo quien puede ver más allá de estas pasiones animales, sólo quien renuncia a este tipo de psicología animal, puede descubrir, en otros mundos y dimensiones la grandeza y la magnitud de eso que se llama Amor."
(Samael Aun Weor)
Todas nuestras carencias, nuestros dolores por la falta de compañía, por la falta de afecto, son fragilidades que cargamos y que nos sitúan en un punto de vulnerabilidad. Si morimos a estas ansiedades, nos fortalecemos interiormente y llegará el momento en que nuestro Padre que está en secreto nos lleve a encontrar al que será nuestro compañero en el camino del filo de la navaja. No será alguien que vendrá a salvarnos, será alguien que recorrerá el camino de la salvación junto a nosotros.
"Observa que llevamos el mal dentro de nosotros. Si alguien empieza a morir, de hecho, el compañero se le aparece rápidamente, porque es un imán de atracción. Si alguien no muere, al contrario, lo rechaza, nadie quiere verlo. Ahí está el problema. El problema está dentro de nosotros mismos. No fuera". (V.M. Rabolu)
Cuánto dolor nos evitaríamos a nosotros mismos y a los demás, si empezamos a separarnos de este ego de la pasión. Preguntémonos, ¿con qué frecuencia lo miramos?
Para los casados, es el origen de muchas peleas.
Me pregunto si esa respuesta grosera que le dimos a nuestro marido, no fue fomentada por alguna insatisfacción de este yo?
La pasión reprimida es la fuente de muchos malentendidos en las relaciones matrimoniales, de peleas, de apatía sexual, de desencantos, de falta de magnetismo y, finalmente, de adulterio.
Desde el punto de vista del ego de la pasión, nuestro compañero gnóstico que quiere sinceramente trabajar sobre sí mismo y ayudarnos a lograrlo, puede convertirse en una criatura absolutamente desinteresada. Por una sencilla razón: el ego no quiere morir.
La pasión es el fuego que maneja el diablo. El diablo (yo psicológico), en sus intentos de disuadirnos del trabajo interior, utiliza todos los artificios y la frialdad sexual es uno de ellos.
Debemos entregar nuestro fuego interior a Dios.
Abandonamos la Logia Blanca, o mejor dicho, fuimos expulsados de la Logia Blanca, cuando fornicamos y será a través de la castidad que nos haremos dignos de reincorporarnos a sus filas.
Hoy en día, con la psique degenerada de la humanidad, Dios y el sexo ni siquiera cabrían en la misma frase. Quién iba a pensar que la idea de llegar a Dios a través de la sexualidad... requeriría una transformación de valores.
Por eso es indispensable que nosotros que anhelamos sinceramente la iniciación corrijamos nuestra frecuencia en lo que respecta a la sexualidad y lleguemos a entender el sexo como una forma de unión con Dios. Actualmente nos encontramos polarizados en el deseo, que tiene como meta el afán de buscar sensaciones de placer. Estos son los grilletes de la lujuria que nos esclavizan, nos rendimos a los pies de nuestros deseos sexuales y olvidamos que la sexualidad es la posibilidad más sublime de oración y conexión con Dios.
EL AMOR
El amor es un proceso de aprendizaje que tiene mucho más que ver con lo que se da que con lo que se recibe. Porque trae la premisa de no querer nada a cambio. Y en este proceso de aprendizaje, nos encontraremos con el dolor de no ser correspondidos, ni siquiera vistos. Y este dolor debe morir, porque son eslabones que nos separan del verdadero amor, que actúa sin expectativas y es feliz así, ¡amando!
"No basta con hacer el bien, es necesario ser bueno. El motivo de la bondad debe estar en el acto, no en sus frutos. Uno debe renunciar a los frutos de sus actos y cada uno de sus actos debe ser como una ofrenda al Ser Supremo". (Samael Aun Weor)
El verdadero amor está libre de posesión, presencia y deseo. Amar es anhelar el bien de la otra persona por encima de la propia voluntad. Es cuidar sin esperar nada a cambio, es nutrir en lugar de sorber...
¡Bienaventurados los que se desprenden de las cadenas de la pasión y conquistan los dictados del amor!
La pasión, a través del deseo, quiere para sí, el Amor es dar.
La castidad nos lleva al Amor. La pasión nos lleva a la fornicación.
"Los enemigos del amor son llamados fornicadores. Estos confunden el amor con el deseo". (Samael Aun Weor)
El deseo sexual es un acto de amor, de amor por el compañero en unión con Dios. El hombre y la mujer unidos, pueden utilizar esta tercera fuerza sabiamente para la muerte del ego. La pareja se ama y adora a Dios. Esto refuerza la chispa de nuestra alma, nos carga de energía y aniquila la pasión.
"El placer sexual es un placer legítimo del hombre, no es un pecado, no es un tabú y no debe ser motivo de vergüenza, ocultamiento, etc. Por lo demás, repito que es un derecho legítimo del ser humano". (Samael Aun Weor)
La felicidad, el deleite sexual es un derecho legítimo del hombre, pero cuando vamos al sexo buscando este placer, podemos llevar nuestro pie a la pendiente resbaladiza y terminar polarizándonos en la frecuencia del deseo. Tenemos que estar siempre atentos para no identificarnos con las sensaciones.
Al ser castos, nuestros centros estarán llenos, cargados de energía, nuestra disposición será mayor. No estaremos desvitalizados y vacíos, como ocurre cuando después del sexo la lujuria se retira, como una hiena saciada. Y así, tendremos que estar más atentos y precavidos para que el demonio de los deseos no robe este fuego, este capital energético para sí mismo. Vigilemos nuestra mente, porque es en ella donde se diseñan los planes de la lujuria.
"Sólo comprendiendo las sensaciones podemos matar el deseo. Sólo matando el deseo se libera la mente, que suele estar embotellada en la botella del deseo. Al liberar la mente se produce el Despertar de la Conciencia. Si queremos acabar con las causas del deseo, tenemos que vivir en un estado de vigilancia constante". (Samael Aun Weor)
Sacrificar una pasión puede causar un dolor insoportable y sentimientos de desesperación. Separarse de esto requiere mucha oración y súplica a la Madre Divina, así que progresivamente ponemos luz a estas reacciones y ganamos mayor control de nosotros mismos y este miasma que produce el ego comienza a desvanecerse de nuestro interior.
Todo esfuerzo real que se utilice para superar una debilidad o un acto inconsciente ya produce frutos, porque es la conciencia la que hace el esfuerzo. Dominar el deseo es la premisa para dominarnos a nosotros mismos. Esta debe ser nuestra lucha diaria, este es el camino de los que quieren salir de la inconsciencia y alcanzar el despertar.
Quien no se domina ante el sexo opuesto, ante una persona atractiva, no podrá conquistar sus objetivos espirituales. El trabajo sobre el deseo es algo muy profundo y a medida que lo pulimos, veremos las sutilezas de este ego que en su núcleo es la lujuria. Fue la lujuria la que nos sacó de las filas de la Logia Blanca cuando cometimos el pecado original. Y será en el sexo, donde demostraremos que somos dignos de volver a formar parte de esta augusta hermandad, a través de la castidad científica.
Muchas veces, al recordar a una persona que despierta nuestro interés, sentimos una descarga en el centro sexual y nos inunda una energía (sensación) que se propaga en los centros. Mientras morimos en estos episodios, estas reacciones se vuelven más sutiles y finalmente se desvanecen. Así, al recordar a la persona por la que nos sentimos atraídos, ya no se produce el choque en el centro sexual. Sin embargo, el "yo" de la lujuria puede entrar por "otra puerta" y colocarnos en un estado mental de fantasías, de cómo sería nuestra vida con esa persona, etc. Esta reacción que se envuelve en una emoción, lleva la ilusión y adormecimiento y proviene de la misma lujuria, sólo que ahora actúa con más énfasis en el centro intelectual y emocional. Estando atentos, somos capaces de sorprender a este yo en todas sus facetas y tomar su alimento.
Necesitamos pulirnos, necesitamos disciplinarnos y si lo hacemos separándonos de los sentimientos, pensamientos y reacciones morbosas generadas por la lujuria, las repercusiones surgirán en el mundo astral.
Cuando empezamos a trabajar duro en las pasiones, notamos que se forma un excedente de energía y una mayor disposición física, en lugar del cansancio que solía consumirnos. A medida que avanzamos en este trabajo, entramos en un estado de paz e incluso de silencio, ya que nos liberamos de los sentimientos contradictorios, los pensamientos, las preocupaciones obsesivas y los conflictos internos que estaban cargando toda nuestra energía y conciencia.
Ante la gravedad de este yo para nuestro avance espiritual, es inevitable que empecemos a estudiarlo en nuestra vida. Al hacerlo, comprenderemos que está implicado en muchas más elecciones que hacemos en nuestra vida cotidiana de lo que podríamos imaginar: la película que seleccionamos para ver en un momento de ocio, la música que nos emociona y nos invita a bailar, las noticias que nos fascinan por su violencia, etc. ¡La pasión tiene múltiples facetas que debemos traer a la luz!
El camino del guerrero pasa por la muerte de los deseos y la victoria sobre las pasiones.
¡A la batalla!
PRACTICA:
La practica que proponemos para este periodo es hacer una retrospección de nuestra vida, recordando todas las veces que nos hemos sometido a nuestras pasiones y hemos actuado impulsados por los deseos. Hagamos un inventario de todos los errores y daños espirituales que este ego nos ha causado. Cuántos errores cometimos movidos por su ceguera. Identifica todas las veces que hemos experimentado en la carne la máxima de que el dolor es la secuencia inevitable del placer que nos ofrece la lujuria. Todo ello, para ampliar nuestra comprensión y conquistar el arrepentimiento necesario para que la Divina Madre elimine este mal de nuestro interior.
"Así también entendí que las medidas de una vigilia, no pueden ser las mismas que las de otros. Porque en la vigilia el verdadero ser crece y crece y se transforma hasta que el placer y el dolor dejan de tener realidad y se convierten sólo en formas agudas de la misma sustancia." (El vuelo de la serpiente emplumada)
¡Buena practica!
¡Paz Inverencial!
(Editores del GP)
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