IMAGINACIÓN Y CLARIVIDENCIA
Imaginar es ver, como nos dijeron los maestros. Cuando direccionamos imágenes frente a algo superior, que esté relacionado con los poderes y virtudes del alma, del amor y de la felicidad, de forma concentrada y constante, logramos ver bajo la luz de la verdad. Esta imaginación creadora, combinada a la voluntad consciente, se traduce en fe, que por su parte es capaz de cristalizar lo que venimos en el mundo físico.
La imaginación puede aún ser llamada de “pro-visión”, que es un poder de videncia de los 3% de conciencia que poseemos libres.
Desarrollar la imaginación es posible, por ejemplo, con la práctica de concentrarse en la evolución e involución del rosal.
La rosa es la reina de las flores y está relacionada con nuestra alma. La práctica de vida o muerte del rosal nos da el poder de detener el “tic-tac” de la mente o combatir las antítesis de los pensamientos. Esta concentración crea un campo electromagnético en la mente que detiene la mecánica de voces, imágenes y sonidos de los “Yoes” dentro de nosotros. Es como un shock y es muy rápido. Si sabemos aprovechar este momento, nos liberamos de la botella del ego y entramos en el vacío iluminador.
Debemos imaginar que plantamos una semilla en la tierra y luego vemos brotar el rosal, crecer, dar hojas, frutos (brotes) y finalmente las rosas. Entonces, imaginamos el proceso inverso, los pétalos caen, las hojas se marchitan, la rama se seca y el proceso de cierre...
El vacío que sigue nos trae el silencio de la muerte y nos revela los secretos de la vida... Si logramos mantener la concentración en esta “nada”, abrimos una puerta hacia las dimensiones superiores.
En los mundos superiores la imaginación creadora se hace videncia a la luz de los ojos de la Esencia, liberta y despierta.
Al lado de la imaginación tenemos también la “auto-observación”. La auto-observación es un sentido espacial que permite tener una visión plena del mundo exterior e interior a la vez. Podemos decir que la auto-observación es un ejercicio consciente del despertar.
Cuando nos identificamos con acontecimientos externos actuamos solamente con la mente y esta pasa a estar totalmente dominada por los egos. Entonces, decimos y hacemos cosas sin coherencia, sentido o razón. Ya cuando nos identificamos con nosotros mismos, con nuestros pensamientos y charla del mundo interior, alimentamos todo que poseemos de más egoísta, egocéntrico y ególatra.
Con relación a la verdadera clarividencia, solamente la posee aquellos que despertaron la tercera visión. Es decir posible principalmente a través de la serpiente de poderes mágicos, en el caso nuestra Divina Madre Kundalini. Este poder confiere al iniciado ver además de las tres dimensiones y también acontecimientos pasados y futuros...
Existe también lo que consideramos como pseudo clarividencia. En este caso, ocurre el despertar del poder sin la auto-observación, muerte del ego y liberación de la Esencia.
Esta clarividencia subjetiva trae "médiuns", por ejemplo, de otras vidas o se desarrolla mediante técnicas mentalistas e hipnóticas.
El pseudo clarividente no controla este poder y comete gravísimos errores, a través de falsas visiones, en el astral y en el físico, confundiendo vidas pasadas con las presentes y egos con personas reales.
Así nacen mitómanos, falsos profetas, videntes y todo tipo de personas que desarrollan poderes dominados por sus propios egos.
PERCEPCIONES SENSORIALES en el MUNDO ASTRAL
Ciertamente que el cuerpo astral, aunque lunar, es una réplica del cuerpo físico creado por las percepciones equivocadas de la mente.
Así pues, nuestros sentidos comunes, como visión, olfato, paladar, audición y tacto, también se manifiestan en el mundo astral, ya que este proceso es totalmente mental.
Cuando observamos ciertos pensamientos actuando en nuestra mente, nos damos cuenta que tienen forma, imagen, voz, color y sonido.
Si por alguna deficiencia no tengamos algunos de estos sentidos aquí en el mundo físico, así será en nuestro cuerpo astral lunar.
En otras palabras, diríamos que no necesitamos ningún poder especial para ver o percibir el mundo de los sueños.
Pero, debemos entender que cuando se trata del mundo astral lunar o inferior, hay muchas fantasías, representaciones mentales, objetos, lugares y personas que no poseen existencia real.
Muchas veces cuando tocamos algo que estamos viendo en el mundo astral, no evitamos volver del astral al mundo físico. Esto se debe a que lo que tocamos fue una representación creada por nuestra propia mente.
Ya si estamos en un entorno real, utilizamos esta técnica, que funciona perfectamente para permanecer el tiempo necesario en el mundo astral.
En estos casos, el desdoblamiento consciente lleva gran ventaja frente al despertar durante el sueño. Cuando nos desdoblamos directamente de la cama, el pasaje de la tercera para quinta dimensión se hace sin implicación de los sueños o fantasías de la mente.
La práctica del “saltito” o de “estirar el dedo”, acompañada de la pregunta: Será que estoy en el astral o en el físico? Es válida, pero, no debemos acomodarnos a ella, pues las experiencias vividas de esta forma no poseen la misma calidad y realidad que las del desdoblamiento.
Para muchos el desdoblamiento parece una práctica casi imposible. Algunos hasta creen que no logran éxito en desdoblarse, por karma o castigo, pero la única verdad es que todo se debe la falta de práctica. En esta y en otras vidas también.
El mejor horario para esta práctica es la madrugada, con el cuerpo ya descansado. Así, la concentración se hace más consistente y fácil.
Son “4” los pasos o caminos que tenemos que dar:
Faquir: Posición. Puede ser acostado de frente o de lado. Lo importante es quedemos confortable y sin rascar.
Yogue: Práctica de imaginación en la luz azul, para relajamiento de cada músculo.
Monje: Volvernos al corazón y oramos pidiendo fuerza y ayuda al Padre Interno.
Gnosis: La práctica. Mantralización (FA-RA-ON, LA-RA-S, EGIPTO, SSSSS, HARE CRISTO, PAJARITO etc.)
Con continuidad de propósitos y fuerza de voluntad, cualquier uno puede lograr el desdoblamiento en 14 días.
Paz Inverencial!
*Texto: Colaboración de los hermanos gnósticos del S.O.S.