LA PANDEMIA Y EL DESEQUILIBRIO DE LA HUMANIDAD
La Pandemia nos trajo escenarios los cuales comprobaran nuestra incapacidad de quedar aislados, o sea, no estamos preparados para quedar el día todo con nosotros mismo y enfrentar el tedio, las perdidas, la incertidumbre y la soledad.
Ciertamente pasamos por situaciones difíciles en nuestra existencia. Bien sabemos que tenemos que aprovechar cada dificultad (que son oportunidades) y aprendamos algo, aunque tardemos en entender o en aprender.
Imaginemos una situación de tranquilidad, confort, comodidad, rutina, hábitos, todo yendo bien, caminando de la misma manera de siempre...
De repente, todo cambia y nos vemos en casa, aislados con la posibilidad de perder nuestra familia, nuestro empleo, nuestro dinero y tal vez nos veamos enfermos como resultado del virus que se esparció por todas las partes.
Cuántos riesgos corremos y cuanto realmente perdemos? Cuánto estrés, cuánto miedo, cuanta ansiedad y depresiones este aislamiento forzado e inesperado generó? Lo que aprendimos durante esta pandemia y cuarentena, con relación a la humanidad, los gobernantes y a nosotros mismos?
Si no hemos hecho este análisis, sea por no haber faltado nada, haber cambiado muy poco, nuestra zona de confort no haber sido sacudida o por otro motivo, la verdad es que de una forma o de otra, reflexionar sobre todo eso, puede darnos una dirección sobre cómo debemos conducir nuestra vida de aquí en delante.
La falta de trabajo interno en estas situaciones puede llevarnos al fracaso delante de todas estas adversidades.
Vimos que hubo un aumento considerable en la busca por ayuda, sea de psicólogos, psiquiatras y otros profesionales, durante la pandemia. También vimos el aumento de crímenes, de adicciones, de violencia y abusos de todo tipo, principalmente doméstico.
Sería el desequilibrio mental de la humanidad o solamente un reflejo de quien realmente somos? Y lo que podemos hacer?
Los Maestros nos enseñaron la fórmula, sabemos lo que tenemos que hacer... Sí, la auto observación, la muerte de los defectos, el desdoblamiento, la castidad... No hay otra salida.
Tenemos que tener una disciplina mental y física, para no enfermarnos, pues si no controlamos (observamos y eliminemos) nuestros miedos, angustias y nos preparamos para el futuro, no tendremos condiciones de trabajar internamente.
Es hora de dejar la futilidad, la pereza y los apegos, dejar en segundo plano el éxito financiero (Dios Primero), pues el hambre, las enfermedades y las guerras están intensificándose.
Nuestro Padre interno no nos dejará sin un techo, sin alimento, sin trabajo. Aunque no tengamos el confort y abundancia a los cuales nos acostumbramos.
Entonces intensificamos las oraciones, las prácticas y los trabajos. Nos preparamos para lo que vendrá. Nos preparamos para el rescate.
“Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni juntan en alfolíes; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No sois vosotros mucho mejores que ellas?”
Mateo 6:26
Paz Inverencial!
*Texto: colaboración de los hermanos gnósticos del S.O.S.
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