MARTE - LUZ DEL DÍA
(Hiperactividad)
La luz del día está regida por Marte (nervio simpático) y actúa principalmente sobre el centro intelectual y motor, que puede dividirse en sus influencias por dos períodos:
Mañana= De las 6 a las 12 horas
Tarde = De 12h a 18h
La mañana es especial para estudiar, aprender, memorizar, calcular, leer y razonar, porque la mente es apta, capaz y receptiva.
Por la tarde, el cuerpo debe trabajar la parte física y motriz, ya que en este momento del día sufrimos un mayor estado de letargo, que debe ser combatido. Deberíamos concentrarnos más en las actividades que requieren algún tipo de esfuerzo físico. Ya sea en casa haciendo las tareas domésticas o haciendo ejercicio, caminando, corriendo o haciendo algún deporte (gimnasio)...
Marte rige la capacidad mental y la fuerza físico-motriz. Tanto el cerebro como los músculos deben trabajarse bajo las influencias más favorables y siempre de la forma adecuada para que no se atrofien.
Obviamente, cuando las actividades no dependen únicamente de nuestra voluntad, sino de nuestro trabajo, profesión o estudio, no siempre es posible seguir esta disciplina de horarios y periodos. En este caso hay que adaptarse a la realidad y a la vida de cada uno.
También es posible trabajar parte de nuestras actividades físicas e intelectuales por la mañana y también por la tarde. También es una forma válida de adaptación.
En este contexto, el centro instintivo también desempeña una función especial durante el día, de reposición de energía.
En este caso, comemos y descansamos, principalmente entre las 10 y las 14 horas.
Es el momento ideal para hacer la mejor comida del día. La glándula pineal, regida por Marte, bajo la luz intensa Del medio día reacciona de forma extrema, al igual que nuestros ojos también reaccionan a la luz fuerte, huyendo y cerrándose... entonces se dispara el parasimpático.
Esta es la razón de la somnolencia y de una cierta suavidad a esta hora del día, especialmente después de la comida. Por otro lado, el centro instintivo también necesita desconectar los otros centros para trabajar mejor en su digestión.
Cualquier otra actividad intelectual o motriz, después de la comida, como leer, ver la televisión, el ordenador, el teléfono móvil, el esfuerzo físico... perjudican al organismo en su conjunto, perturbando la correcta digestión y absorción de los alimentos, y hace que un centro robe energía a otro, lo que también es la causa de muchas enfermedades futuras.
El descanso para la digestión debe ser de al menos "1" hora. En este período también necesitamos al menos entre 20 y 40 minutos de sueño, en este caso una siesta.
DINÁMICA DE LA AGENDA DIARIA
No necesitamos ningún método nuevo y milagroso para organizar nuestra vida y nuestra mente. Los maestros ya nos han enseñado y entregado todo lo mejor y más superior.
El "Tratado de psicología revolucionaria" (El libro maestro) y el "Águila rebelde" (El libro guía) son un ejemplo de ello.
Lo único que necesitamos es recoger estas enseñanzas en una didáctica que nos anime a poner en práctica de una vez por todas todo lo aprendido.
Es urgente la necesidad que tenemos de convertirnos en dueños y señores de nosotros mismos y para ello tenemos que aprender a controlar nuestra mente.
Cuando creamos una disciplina de las actividades que realizamos durante el día, empezamos a salir del estado de sueño profundo en el que nos encontramos para vivir en un estado de alerta y concentración...
El diario propuesto por V.M. Rabolú es fantástico y da resultados extraordinarios.
Al principio podemos anotar todo en un cuaderno o diario, antes y después, pero con el tiempo ya no necesitaremos seguir este hábito. Todo se puede organizar mentalmente.
La "Dinámica de la Agenda Diaria" es la segunda semilla que plantaremos en nuestras vidas.
Lo que necesitamos ahora es una disciplina aplicada durante el día que nos lleve al triunfo por la noche.
Nuestra dinámica tiene dos aspectos: Hacia adentro y hacia afuera.
En el interior tenemos que trabajar con nuestros pensamientos y en el exterior con nuestras actividades.
Nuestros pensamientos deben ser observados y no alimentados. A continuación, varios ejemplos:
Estamos conduciendo... No necesitamos pensar para conducir, pero necesitamos atención. Conducimos el coche por el mismo camino todos los días. El centro motor-instintivo actúa como si estuviéramos en automático.
Este tiempo que pasamos conduciendo sin necesidad de razonar, acabamos llenándolo de pensamientos, preocupaciones, voces de egos, representaciones mentales, etc. que nos hacen estar "fuera de sí", como se dice.
En otras palabras, conducimos sin concentración, pre-ocupados y con la conciencia dormida, a veces en un sueño profundo. Ciertamente, la mayoría de los accidentes de tráfico se producen por distracción o falta de atención.
Tenemos que hacer tiempo para todo. Un tiempo para conducir, un tiempo para leer, un tiempo para Internet, un tiempo para trabajar y un tiempo para pensar...
Si necesitamos pensar en algún problema que tenemos que resolver, pensar en la Gnosis o pensar en la vida como se dice, necesitamos tener estos momentos especificados en nuestra agenda diaria.
Si por casualidad vamos por la calle dormidos, ya sea pensando en la Gnosis, en una telenovela, en una película o en lo que sea... Por la noche, cuando vayamos a hacer una práctica esotérica, nuestra mente estará en la calle, en el trabajo, en el supermercado... menos en el momento presente. Así que tenemos que aprender a combinar el mundo interior con los acontecimientos exteriores. Aunque a menudo nuestro tiempo sea escaso o limitado para realizar todo lo que deseamos.
Otro aspecto importante de esta dinámica: siempre debemos terminar algo que hemos empezado, y solo entonces pasar a la siguiente actividad.
Esto se aplica a todo. En las tareas domésticas, en la navegación por las redes sociales, en nuestros pensamientos, en nuestras prácticas...
¿Para qué vamos a encender el ordenador o el móvil? ¿Para revisar nuestros correos electrónicos? ¿Nuestros mensajes? ¿Integrarse en grupos de cotilleo, política, pseudo esoterismo? ??? Es importante que establezcamos una disciplina antes de empezar a navegar por la red. Saber exactamente qué aplicación vamos a utilizar, para qué y cuánto tiempo tenemos que perder... etc.
No necesitamos desconectarnos del mundo virtual, pero si vamos a estar conectados todo el tiempo, sin reglas ni disciplina, sin tiempo para entrar o salir, sin seleccionar lo que vemos u oímos... perdemos la conciencia y entonces estamos atrapados y condenados al estado de sueño profundo.
En este caso, ¿con qué conciencia trabajaremos por la noche, para concentrarnos, para meditar o para salir al astral? Así podemos terminar el día y la noche sin fruto, sin resultado esotérico en ningún trabajo de transformación interior.
LA SEMILLA DE MARTE
(ARCONTE ARES)
La segunda semilla que debemos plantar en nuestras vidas es la "agenda de la concentración" y su aplicación práctica en nuestra vida diaria vendrá desde el momento en que seamos conscientes de los errores e indisciplinas que estamos cometiendo.
Comenzaremos este trabajo el jueves y así, iremos una vez a la semana, entrenando, hasta que se convierta en diario.
Tenemos que empezar pronto. Aplicar la dinámica sobre cualquier detalle. Empezaremos por luchar contra nuestros pensamientos y parloteos internos.
La mañana es ideal para esta parte de la dinámica. La mente está descansada y puede ser entrenada.
Organizaremos nuestras pre-ocupaciones... nuestras deudas por saldar, nuestros asuntos pendientes, etc. Siempre tenemos un tema en la agenda de nuestra mente de algo que hay que resolver. Un pensamiento, un problema, un asunto del día, de la semana y a veces incluso del mes o de los meses y quién sabe si de los años...
No podemos dejar de pensar, ni pasar el día meditando, con la mente vacía o en blanco... pero podemos y debemos tener el momento adecuado para ello, de lo contrario nos pasamos el día parloteando por dentro.
Cuando disciplinamos el "pensamiento" es más fácil "observar". De este modo, también aprendemos a vivir de momento en momento, de instante en instante. Además, dominaremos y controlaremos más fácilmente nuestra mente.
Tenemos que estar atentos a todo lo que hacemos, aunque sea algo mecánico y rutinario, porque si hacemos algo pensando en otra cosa, no hacemos bien ni una cosa ni la otra.
Si vamos a clavar un clavo, tenemos que poner nuestra atención en el clavo y en el martillo. Si vamos caminando por la calle, tenemos que prestar atención a la calle, al tráfico, a la gente... de lo contrario nos atropellan, tropezamos, perdemos el camino... etc. Hay quienes caminan por lãs calles hablando y gesticulando solos...
Nuestra rutina, aunque sea relativamente similar cada día, tiene que estar organizada... Esto no significa ser mecanizado o automático, porque en este caso no hay disciplina ni concentración.
Podemos y debemos trabajar nuestra mente aplicando a ella un verdadero "Judo" psicológico... Es nuestra lucha marcial diaria. Una batalla de nosotros con nosotros mismos...
Renunciar a esta lucha es renunciar a la vida misma, ya que este es el sentido de nuestra existencia. Dejar que la mente corra libre, sin frenos, sin límites... permitirá siempre a sus habitantes, los egos, mandar y desmandar a voluntad en todos nuestros actos.
Por la tarde, nos olvidaremos de nuestra mente, que ya debe estar un poco entrenada, y centraremos nuestro trabajo exclusivamente en nuestras tareas, recados, actividades motrices, hábitos, costumbres y acciones.
Obviamente, en nuestro trabajo a menudo estamos condicionados a seguir órdenes. No todo depende de nosotros.
De una forma u otra siempre tendremos algo que cambiar de nuestra rutina, aunque sea dentro de una mecánica preestablecida.
El cambio o la disciplina externa es para que trabajemos en armonía con ambos mundos.
La "Dinámica de la Agenda Diaria" nos enseña que nunca debemos pasar a otra tarea sin terminar primero la que empezamos, aunque la otra sea más urgente e importante.
Obviamente, dentro de la rutina de cada uno, esto puede convertirse o no en una misión casi imposible.
Sin embargo, siempre podemos mejorar y aplicar esta dinámica. Ya sea trabajando en casa, en la calle o en el trabajo.
Cuando empezamos a observar los detalles de nuestras actividades nos damos cuenta de lo común que es desconectar de algo que ya hemos empezado y pasar a una segunda tarea.
Por ejemplo: vamos a ordenar los papeles de nuestro cajón y nos detenemos a leer una u otra cosa. ¡Ya hemos cambiado la tarea!
Nos dirigimos a nuestra habitación para coger algo de ropa, y en medio del camino nos detenemos en el salón para encender la televisión. ¡Ya hemos cambiado la tarea!
Vamos al mercado a comprar comida y nos detenemos en una tienda para ver una exposición de ropa. ¡Ya hemos cambiado la tarea!
Estamos sentados viendo la televisión y, al mismo tiempo, leyendo, mirando el móvil o incluso el ordenador. Hemos cambiado la tarea varias veces.
Estamos hablando de algo con alguien y de repente cambiamos la conversación... Una vez más, una tarea inacabada.
También es importante entender que no todas las tareas tienen un tiempo que pueda ser preestablecido, sino que en estos casos debemos conocer el momento adecuado para terminar algo sin interrumpirlo bruscamente.
Esta disciplina nos sirve para todo en la vida. Cuando interrumpimos a una persona que está hablando, ya sea porque no estamos de acuerdo o porque no queremos escuchar, o simplemente porque queremos discutir, exponemos nuestra vanidad, presunción... Todo esto se aplica a la ley de concentración... Hay que respetar la libertad y los límites de la otra persona.
Paz Inverencial!
Fuente: S.O.S.
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