EGO, PERSONALIDAD Y ESENCIA
“Eso aconteció en días pasados o en meses pasados. Estábamos en el tribunal, en el trabajo, porque es trabajo continuo, y un juez asomó, en forma de una terrazona, y entonces nos llamó, al restante de los jueces.
Paramos para ver. Y cuando venimos... Yo veía la Tierra, porque se veía la Tierra toda, un gran cementerio lleno de cruces, así de grandes, negras. Sin embargo, eso era sólo una siembra de cruces.
Bien, yo, como estoy acostumbrado a ver eso, a mí no... Dijo: Sin embargo, si yo ya estoy acostumbrado a ver esto, y yo no veo nada de raro... Pensé yo para mí.
Yo me veía agachado, entre las cruces, como quién está buscando algo, algo diminuto que se perdió. Agachado. Yo me veía allá, entre el lodazal, en un lodazal oscuro, negro, feo.
Bien, yo no vi nada de raro para tanta alarma, si es que es decir viejo para mí, de ver esto así. Cuando, en esos momentos, tras ver el planeta todo en un sólo cementerio, va apareciendo la humanidad. Eso fue un garrotazo psicológico para mí.
¡Sin embargo, fui! No, no! Yo no lo quiero recordar!!! La humanidad fue entrando: Calaveras, esqueletos, puros esqueletos, caminando sin dirección, sonámbulos, como unos borrachos amanecidos por ahí, por la calle. Dice que algunos riéndose; sin embargo, esqueletos, esqueletos todos! Ahí no había una persona humana, mejor dicho.
Bien. A mí me fue la moral al suelo. Yo no sé ni donde quedé, desmoralizado totalmente.
Entonces les dijo yo:
– Bien, si esto va a acabar mañana, acabemos hoy. Ya! Les dijo, porque yo vi que ya estaba perdido todo. Todo perdido! Entonces me dijo:
– De todas esas pequeñas semillas – uno me contestó – de todas esas semillas que estás trasplantando, poniéndolas en partes visibles, para vigilar, puede germinar alguna. Póngale muy cuidado! Puede germinar una, y con esta tú entras en el reino de los cielos! ”
El águila Rebelde (V.M. Rabolú)
Para que podamos Despertar nuestra Conciencia en este mundo de dolores es preciso que sepamos diferenciar dentro de nosotros mismos, lo que es el Ego, lo que es la Personalidad y lo que es nuestra Esencia.
EGO
El Ego, dentro del concepto de la Psicología Revolucionaria de la Gnosis, es el conjunto de defectos que construimos al largo de esta o de muchas otras existencias y que van a constituir la causa de nuestros dolores o molestias dentro nuestro día-a-día. Ellos están representados por los siete defectos capitales: La Ira, la Envidia, la Codicia, el Orgullo, la Gula, la Pereza y la Lujuria, pero en verdad, ellos son múltiples y luchan constantemente por controlar la máquina humana. Es del Ego que proviene toda esta maldad que abunda hoy en la humanidad, llevando las personas al flagelo de las drogas, la miseria, la violencia y las guerras y la decadencia de los auténticos valores humanos.
Los defectos son un montón de personajes dentro de nosotros. Cuando nos cogemos mentalmente conversando con nosotros mismos ahí ellos están, cada uno defendiendo su puesto o territorio. La Gula está siempre pensando en cómo satisfacerse, sea con aquel “dulce delicioso” o un evento festivo, en nuestra casa o en otro lugar. En una comida, por veces podemos comer demás, simplemente porque la gula aún no está satisfecha, pero de cualquier forma tenemos que partir del principio que los defectos nunca se satisfacen totalmente, ellos se alimentan con sus manifestaciones y en verdad son eternamente insaciables. Así también es la imunda Lujuria, porque pretende alimentar el placer de los sentidos, haciendo el sexo algo animalizado o violento o aún llevándonos a alimentar otras adicciones. De forma que la lujuria sólo tiene un objetivo, que es nuestra caída sexual, sea en el físico o a través de las poluciones nocturnas y cuando esto ocurre tenemos caídas de impulso para el trabajo interno. El Orgullo nos genera estas falsas sensaciones de ser alguien importante, sentirse superior a los demás, sea por alguna cualidad, conocimiento o posesión material, mientras todos sabemos que desde una perspectiva no valemos un centavo. Por orgullo queremos solaparnos con los demás en algún aspecto, inclusive pudiendo humillar a alguien. Ese ego terrible tiene la parte que creemos que somos mejores que los demás, pero tiene la parte opuesta, que creemos que somos inferiores (baja autoestima, complejo de inferioridad...) Generalmente cuando somos confrontados en algo, el orgullo va a asociarse a la Ira y vamos a tener reacciones explosivas, sea interna o externamente, generando gran perdida de energía. Todas estas manifestaciones van robando energías de los Centros de la Máquina Humana (Intelectual, Emocional, Motor, Instintivo y Sexual), dejándolos más densos, cargados con esta energía falsa de los Yoes y así nos alejan de los resultados que necesitamos de las prácticas y de la comprobación de lo Real. La Codicia lucha por lo material en demasía, quiere tener más del que se necesita, si polariza de forma excesiva en relación al trabajo, al mundo externo. Por ambición gastamos grandes cantidades de energía y en la hora de las prácticas estamos exhaustos, sea física, mental o emocionalmente. En la parte de la codicia, tiene la contra parte también que es la avaricia (que no quiere renunciar a nada). Importante destacar que también existe la ambición por poderes espirituales, facultades, pero los maestros siempre nos enseñaron que debemos es prepararnos para recibir estos poderes y facultades, a través de la eliminación de los defectos y de las prácticas místicas. En este cuadro también va a aparecer la Envidia, Envidia por un hermano, por él tener algo que deseamos. Puede ser en el hogar, en el trabajo o en relación a la propia enseñanza (virtudes, facultades, etc). Por envidia se desarrolla la maledicencia, quedar hablando de los otros o hasta podemos actuar para obstaculizar el camino de los demás. Completando el cuadro tenemos la Pereza y con ella más obstáculos frente nuestro: existe la pereza mental, cuando no mejoramos nuestra comprensión de cómo corregir nuestros errores, existe la pereza física, donde dejamos de ser organizados y diligentes en nuestro día a día, consecuentemente esto va a repercutir negativamente en las prácticas, pues hay también la pereza espiritual, que es aquella que nos impide de investigar a fondo todo este conocimiento que recibimos. Entonces la pereza es la mala voluntad, sea en relación a los demás, a nosotros mismos o en relación a las propias Jerarquías y Partes Internas, que no miden esfuerzos para auxiliarnos en este camino.
Como estos defectos trabajan sobre un condicionamiento pre-establecido, si no nos damos cuenta de su mecanismo de acción dentro de nosotros mismos, acabamos identificándonos con ellos e impedimos la expresión libre de nuestra Esencia, así como la expresión de todos los atributos de la misma, que son antagónicos al ego: el Amor, la Paz, la colaboración con el prójimo, la humildad, la felicidad auténtica, la simplicidad en el pensar, sentir y actuar, la sensibilidad, la caridad, las facultades del desdoblamiento astral consciente, intuición, entre incontables otros atributos que nuestra Esencia posee.
ESENCIA
É dicho que, cuando nace un niño, esta Esencia incorporada (que pertenece a nuestro Ser celestial) actúa completamente libre del ego, pues el mismo pasa a actuar en consonancia con las experiencias que vamos pasando al largo de los diferentes acontecimientos de la vida. Cuando una persona se da cuenta de un error que cometió en relación a algo o alguien y siente remordimiento o arrepentimiento por sí sólo ya está actuando un funcionalismo de nuestra Esencia.
Podemos tomar la Flor, con toda su belleza, delicadeza y fragancia, como una representación de nuestra Esencia. La flor puede nacer o brotar hasta de un ambiente hostil o del propio lodo de la tierra (donde este lodo representa esta naturaleza instintiva y animal, que son nuestros defectos psicológicos). Es preciso que comprendamos que, si vamos reduciendo a polvadera cósmica esta podredumbre de los defectos, surge en nosotros la belleza de la Esencia, como todos sus atributos y facultades. Las cruces que el maestro Rabolú rodeado en el relato anterior no son más que una representación de que las personas, no queriendo morir en sus defectos, pierden la oportunidad de la Auto realización Íntima del Ser y se transforman en cadáveres vivientes, CONDENADAS A LA MUERTE SEGUNDA EN LAS INFRADIMENSIONES.
PERSONALIDAD
Ya la Personalidad es totalmente diferente de esta Esencia Divina que cada uno posee dentro de sí, así como de los múltiples defectos que se fortificaron al largo de las existencias. La Personalidad se forma en virtud de la no transformación de las impresiones que nos llegan a través de los cinco sentidos, cosa que nuestra Esencia en actividad lo hace de forma natural. De cierto modo ella expresa trazos destacados de nuestra psicología, exaltando algunos defectos más característicos o hasta habilidades que fuimos desarrollando a lo largo del tiempo. Nuestra Personalidad ve el mundo de forma estereotipada, en consonancia con sus condicionamientos, prejuicios, opiniones limitadas, etc. También acostumbramos caracterizar las personas por los trazos de su personalidad: Fulano es más enérgico, Sicrano no le gusta trabajar, Beltrano le gusta hablar de los otros, etc. Esta personalidad, cuando la persona muere, por ser un cuerpo energético va lentamente se desintegrando en el sepulcro.
Nosotros, estudiantes del gnosticismo, podemos tomar el símbolo de la sepultura y de la muerte como algo que debe morir en nosotros (Ego) para que nazca la nueva (Esencia), nos embriagamos con el perfume de sus virtudes y con el tiempo iremos aniquilando también nuestra propia Personalidad, permitiendo que el nuestro Ser vaya expresándose cada vez más, adquiriendo el real control de la máquina humana.
Aprender a observar estos defectos (ego) dentro de nosotros mismos y conozcamos las técnicas de eliminación de los mismos para que nuestra Esencia o Conciencia pueda libremente expresarse se hacen urgentes para vivir de una forma más inteligente y en armonía con la naturaleza y con el cosmos.
“Con la muerte se mata la muerte por toda una eternidad.” (Samael Aun Weor)
Paz Inverencial!
*Colaboracción: hermanos gnósticos del S.O.S.
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